É Carnaval!
Hay dos tipos de carnavales en Brasil. Por un lado, el que surge de manera espontánea en los barrios, donde el vecindario se reúne.
Y por el otro lado, en el extremo opuesto, está el carnaval de las grandes «Escolas de Samba«, con patrocinio privado y del Estado.
Entre ambos hay muchos otros carnavales, como: “Bonecos de Olinda, blocos de carnaval”, carnaval de salón, Trío Eléctrico… Son tantos que para nombrarlos a todos habría que escribir un texto aparte.
Lo cierto es que en todas las modalidades no faltan la alegría y los disfraces. Estas fiestas siempre tiene algún tipo de música que se toca a muy alto volumen para que muchas personas puedan oírla. La juerga hace la alegría del “folião”, porque “folia” en portugués quiere decir: “farra”, “jolgorio”.
Música de Carnaval
Las «Marchinhas de Carnaval» estaban ahí, a la par con la samba, disputando la preferencia de la mayoría hasta 1960, momento a partir del cual comenzaron a entrar en declive. Sin embargo, nunca llegaron a desaparecer, y hasta hoy siguen animando fiestas de carnaval en todo el país. Las letras son burlonas, en tono irónico, ambiguas, fáciles de entender y de memorizar.
Es cierto que el ritmo elegido nunca fue igual en todo el Brasil. Es importante resaltar que en la actualidad las regiones más pobladas influyen directamente en los gustos musicales de los brasileños. En la región noreste de Brasil, las canciones más tocadas durante el carnaval son aquellas consideradas del estilo axé. En tanto en la región sureste, el funk es el ritmo predominante en la celebración.
Carnaval & Lengua Portuguesa
La crítica social también está muy presente en las letras de todos los ritmos. Lo acontecido en el año será relatado de forma divertida o no. Todos los años la lengua portuguesa es tergiversada, deconstruida y se encaja pasivamente en las rimas de los compositores populares. Consultando el diccionario, preguntando a los abuelos como se dice tal o cual cosa, el lenguaje se reconstruye y llega a conquistar el gusto de las masas.
Una vez al año todos hablamos de lo mismo y de la misma manera, en ese idioma amablemente ininteligible a los oídos de los extranjeros que visitan Brasil. Lo que dificulta esa comprensión es, más que la fonética, el uso libre y espontáneo de la lengua materna para cantar amores y penas.
Ni siquiera aquellos a quienes no les gusta el carnaval, pueden ser indiferentes a este entramado de culturas, colores y ritmos, que se teje con la fina hebra de la lengua portuguesa.
¡Feliz Carnaval a todos! Cássia profesora de portugués