Entre el Carnaval espontáneo de los barrios donde el vecindario se reúne para jugar en la calle con bombitas de agua, hasta el Carnaval de las grandes Escolas de Samba con auspiciantes y patrocinado por el Estado, hay muchos otros Carnavales, como: “Bonecos de Olinda”, blocos de Carnaval, Carnaval de salón, Trío Eléctrico… Son tantos que para nombrarlos a todos habría que escribir un texto aparte.
Lo cierto es que en todas las modalidades no pueden faltar la alegría y los disfraces, y la fiesta siempre tiene algún tipo de música que se toca a muy alto volumen para que muchas personas puedan oírla. La juerga hace la alegría del Folião, porque folia en portugués quiere decir: “farra” “jolgorio”.
La primera música hecha especialmente para animar el Carnaval en Brasil fue la marcha «O abre alas» compuesta por la renombrada compositora Chiquinha Gonzaga, en respuesta a un pedido de Foliões que le llegara en 1899. Las Marchinhas, como pasaron a ser llamadas, son un ritmo descendiente de las marchas populares portuguesas y terminaron consagrándose como género carnavalesco por excelencia.
Estaban ahí, a la par con la samba, disputando la preferencia de la mayoría hasta 1960, cuando entraron en relativo declive. Sin embargo, nunca llegaron a desaparecer, y hasta hoy animan fiestas de Carnaval en todo el país. Con letras burlonas, irónicas, ambiguas, fáciles de entender y memorizar.
Es cierto que el ritmo elegido nunca fue igual en todo el Brasil. Es importante resaltar que en la actualidad las regiones más pobladas influyen directamente en los gustos musicales de los brasileños: en la región noreste de Brasil, las canciones más tocadas durante el Carnaval son aquellas consideradas del estilo Axé, en tanto en la región sureste, el Funk es el ritmo predominante en la celebración.
La crítica social también está muy presente en las letras de todos los ritmos. Lo acontecido en el año será relatado de forma divertida o no. Todos los años la Lengua Portuguesa es tergiversada, deconstruida y se encaja pasivamente en las rimas de los compositores populares. Consultando el diccionario, preguntando a los abuelos como se dice tal o cual cosa, el lenguaje se reconstruye y llega a conquistar el gusto de las masas.
Una vez al año todos hablamos de lo mismo y de la misma manera, en ese idioma amablemente ininteligible a los oídos de los extranjeros que visitan Brasil. Lo que dificulta esa comprensión es, más que la fonética, el uso libre y espontáneo de la lengua materna para cantar amores y penas.
Ni siquiera aquellos a quienes no les gusta el Carnaval, pueden ser indiferentes a este entramado de culturas, colores y ritmos, que se teje con la fina hebra de la Língua Portuguesa.
Bom Carnaval a todos!