Desde hace muchos siglos, del otro lado del océano Atlántico, todos los días el mar esperaba escuchar en sus aguas el sonido de la “última flor del Lacio, inculta y bella, pues la amaba así, desconocida y oscura”¹ .
Día sí, décadas no, al encontrarla trataba de seducirla con sus tranquilas aguas, cambiaba de color, brillaba, gritaba en las tormentas.
Pero la lengua portuguesa siempre volvía a la tierra, susurraba a los ríos y se mezclaba con las otras lenguas.
Hoy, aquí al otro lado del Atlántico, ella canta para el mar, pues sabe la importancia de ese amor eterno para su propia existencia.
¡Viva la Lengua Portuguesa!
Inspiración: A última flor do Lacio, Olavo Bilac
Cássia 5 de mayo, 2019
A Última Flor do Lácio
Olavo Bilac
Última flor do lácio, inculta e bela
És, a um tempo, esplendor e sepultura
Ouro nativo, que na ganga impura
A bruta mina entre os cascalhos vela
Amo-te assim, desconhecida e obscura
Tuba de alto clangor, lira singela
Que tens o trom e o silvo da procela
E o arrolo da saudade e da ternura
Amo o teu viço agreste e o teu aroma
De virgens selvas e de oceano largo
Amo-te, ó rude e doloroso idioma
Em que da voz materna ouvi: «meu filho»
E em que camões chorou, no exílio amargo
O gênio sem ventura e o amor sem brilho